Un verano no se puede concebir sin melones. Es una fruta refrescante, y hay muchas variedades de ella, pero el melón cantaloupe o de piel de sapo es uno de los más dulces y frescos. Su carne es de color anaranjado y su dulzura es muy peculiar. Combina perfecto con quesos, frutos secos y platos salados. Usando la cuchara para papas noissette pueden formar parte de una ensalada con un efecto no sólo vistoso sino muy apetecible. También se le puede agregar sandía creando así un contraste de colores y potenciando su frescura.
La ensalada de melón con queso y nueces es ideal para un almuerzo ligero y refrescante, perfecta para comenzar una comida o para servir de entrada liviana en una reunión nocturna. Es una propuesta divertida para agasajar a la familia o presentar una rica mesa fría cuando esperamos invitados.
Tiempo de preparación: 15 min
Rinde: 4 porciones
Ingredientes
- 1 melón
- 40 gr de nueces peladas
- 120 gr de queso azul
- 400 gr de jamón crudo
- 5o gr de rúcula
- albahaca algunas hojas
- 10 aceitunas negras sin carozo
- 30 cc aceto balsámico
- 100 cc aceite de oliva
- 1 limón
- sal
- pimienta
Preparación
- Luego de pelar el melón, quitar las semillas y cortarlo en pequeños cubos o sacar pequeñas esferas con el sacabolas.
- Cortar en pequeños cubos el queso azul, moler apenas las nueces, y cortar en láminas las aceitunas.
- Lavar la rúcula, cortar de manera irregular con las manos y escurrir bien antes de disponer en una fuente junto a los demás ingredientes.
- Rallar cáscara de limón por encima del preparado anterior.
- Mezclar el aceto balsámico, la pimienta y la sal, e incorporar luego el aceite de oliva formando así una vinagreta.
- Servir la ensalada agregando a cada plato el jamón crudo y condimentar luego con la vinagreta.
- Añadir unas hojas de albahaca fresca picadas y jugo de limón.
Consejos útiles
En verano, no hay mal cocinero, dice el refrán. Se pueden armar unos buenos bocaditos reservando algunas bolitas de melón y algunas tiritas de jamón para presentar con gracia en tu mesa, en forma de brochettes. No se necesita aderezo, y puede jugarse con los colores según los ingredientes que tengamos reservados.
Los sabores se multiplican en una entrada tan sencilla como exquisita, que puede ser adoptada aún por quienes recién se inician en la cocina.