Buñuelos de calabacín

Como casi todo el mundo sabe, existen varias formas diferentes de preparar buñuelos. Entre los más populares están los de viento, los de bacalao o los de calabaza. Pero en esta ocasión queremos animaros a que preparéis una receta distinta en vuestra casa: unos buñuelos de calabacín. ¡Seguro que a partir de ahora se convierten en vuestros preferidos!

Por otra parte preparar unos buñuelos puede convertirse en una experiencia innovadora dentro de la cocina, ya que los podemos hacer de cualquier tipo de ingrediente que se nos pase por la cabeza. Hoy los vamos a preparar con esta verdura que normalmente suele gustar tanto a mayores como a pequeños. Además es un plato que no resulta nada difícil de elaborar y que en aproximadamente media hora, tendrás listo. Por si fuera poco, puedes servirlos fríos o calientes por lo que incluso los puedes dejar cocinados el día anterior.


Los buñuelos de calabacín pueden servirse tanto como aperitivo como acompañamiento de cualquier otro plato. Y es que su suave textura y su exterior dorado y crujiente, los convierten en irresistibles, por eso no queda nunca ninguno en la mesa, siendo además un plato que quedará estupendamente tanto en celebraciones y fiestas como en comidas familiares.

Buñuelos de calabacín

Ingredientes para 4 personas

  • 3 calabacines
  • 120 gramos de harina
  • 3 huevos
  • 50 gramos de queso rallado
  • 1 cuchara de leche
  • Pimienta negra molida
  • Perejil
  • Aceite de oliva
  • Sal

Elaboración

Comenzaremos esta receta lavando los calabacines y cortándolos en rodajas lo más finas posibles. A continuación se ponen sobre un colador y se añade una pizca de sal por encima de ellos. Esperamos unos quince minutos para que se vayan drenando de manera correcta.

Mientras en un bol se baten los huevos y se incorpora a continuación la leche, la sal y la pimienta y el queso rallado. Por último se agrega un poco de harina tamizada previamente y se baten todos los ingredientes con una batidora hasta conseguir una mezcla sin ningún grumo y homogénea.

Cuando los calabacines se hayan drenado se escurren bien y se añaden a la mezcla anterior para continuar batiendo hasta que se integre con el resto de los ingredientes. Se añade una cuchara de perejil bien picado y se remueve.

En una sartén se echa un chorro abundante de aceite de oliva y se pone a calentar. Cuando esté listo se agregan dos o tres cucharas de la mezcla obtenida en el centro de la sartén. Se fríen por ambos lados hasta que estén dorados.

En el momento en que estén preparados se retiran y colocan sobre un trozo de papel absorbente de cocina para quitar el exceso de aceite. Se repite el procedimiento hasta acabar con toda la mezcla. Ya solo te queda llevarlos a la mesa. ¡Buen provecho!

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